& # cuando leo tus ejemplos domésticos, en los que nos hablas
de la luz del candil, de cómo remendar un vestido, o guardar el vino, o
hacer el pan, me vienen a la imaginación tantas escenas en las que Tú
tomabas buena nota de lo que hacía tu Madre. Ella, la mujer del silencio,
de la escucha, que meditaba el misterio de tu vida, ¡y de la suya!, nos
enseña también a nosotros cómo contemplar y tratar el misterio de tu
humanidad sagrada.
¿Quién, sino ella, te enseñaría a pronunciar el nombre de tu Padre?
Qué emoción sentiría al escuchar de tus labios: “abbá” [trad. papá]
¿Quién, sino ella, te enseñaría a pronunciar el nombre de tu Padre?
Qué emoción sentiría al escuchar de tus labios: “abbá” [trad. papá]
Ángel “mystes” habla con lengua de iniciado