13 de febrero de 2015

El consenso actual de los eruditos acepta el Sufismo como un fenómeno religioso orientado por el Qur’an y el profeta Mahoma. Sin embargo comúnmente se encuentra la afirmación de que las prácticas sufíes sobre el control de la respiración y la meditación derivan de algún modo de los ejercicios yóguicos hindúes o budistas; para apoyar esta tesis se ofrecen pocas pruebas. He pasado considerable tiempo investigando los textos sufíes que hacen referencia al Yoga y es innegable que ciertos sufíes de la India sabían acerca de las prácticas yóguicas. Sin embargo, analizándolos textualmente, es raro que se extiendan en estas discusiones sobre el Yoga. Tan solo una obra sobre el Yoga tuvo una amplia circulación en el mundo musulmán, en traducción árabe, persa, turca y urdu. Incluso en este ejemplo más obvio sobre el interés musulmán por la práctica yóguica, parece claro sin embargo que el Yoga se integró en el espectro de la práctica sufí existente, más que actuar como una “fuente” para toda la tradición Sufi.

El texto en cuestión es uno de los ejemplos más inusuales en los anales del estudio de la religión del encuentro entre culturas. El Amrtakunda o el “Estanque del Néctar” era el nombre de un texto sánscrito o hindi, cuyo original se perdió. Aparentemente fue traducido al árabe, según la introducción, en 1210 en Bengala, bajo el título de hawd ma’ al-hayat: “El Estanque del Agua de la Vida”