20 de julio de 2015

la noche de la grieta · venus y júpiter · la opinión de los expertos


A tu propio ritmo, pues deshaces la postura, y relajas.

¿Sabéis una cosa? La humanidad, el ser humano tal como está viviendo en estos momentos, está sufriendo tanto, y mucho, mucho es porque no nos des-hacemos, como hemos hecho ahora ¿no?

Cambiar,

desde una postura, ésta en la que estabas ahora, yo digo: —Deshaz la postura—, y tú naturalmente haces por deshacer.

Pero esto no lo hacemos normalmente en la vida. En la vida estamos aquí, y la vida te dice: —Deshazte ahora—; pero tú no lo haces. Entonces ¿qué es lo que pasa? Por el apego viene el sufrimiento. Estás ahí muy apegado a tus cosas, tus hábitos, tus tradiciones, tus palabras, tu vida, tu personalidad, y vienen tres hombres grandes fuertes a sacarte de tu postura, y tú — No. Nooo— reniegas —No. Nooo—; y sigues en tus trece, y sigues en tu postura, y no pueden sacarte.

Otras veces dices: —Pero qué estupidez, pues claro—. Entonces te sueltas y te abandonas. —Qué maravilla poder dejarme llevar—. Pero generalmente la humanidad está atrapada, apegada ¿a qué? al ego, a mil cosas, que se han ido acumulando acumulando acumulando. Mucho de lo que hacemos en la vida es soltar,

continuar.

Que cada postura sirva para esto —No me apego. Hago esto, pero luego hago lo otro— naturalmente.

Un detalle más. ¿Acaso tu propio cuerpo no se des-hace, cuando vas al baño? Naturalmente. Cuando comemos, el cuerpo elige: —Esto sí. Esto no—. Pero podía decir: —Esto sí y esto también, para mí. Todo para mí, todo para mí— y no deshacerse de nada, y enfermaríamos. El cuerpo sabe: —Esto es para deshecho—.

El sudor. Claro. Si no sudáramos ¿te imaginas? Venga medicinas, para que sudes. Pero el cuerpo suda ¿Cómo? Naturalmente. Se deshace de todo naturalmente. Nosotros no lo hacemos naturalmente. Nos cuesta soltar, como de pequeños: —Dame mi juguete, dame mi juguete—. Si tú dijeras: —Pues sí, toma— naturalmente. Pero esto lo arrastramos a otra escala cuando somos adultos, y hay un poco de padecimiento.

Cambiad, cambiad al otro lado.

Pues sí, el yoga ayuda bastante a liberarse un poco; porque tras la renuncia viene la paz, la gran paz; pero soltando naturalmente ¿no? No forzando. Naturalmente. Si no hay renuncia, no habrá paz.

Antonio maestro de yoga