
24 de febrero de 2015
13 de febrero de 2015
El consenso
actual de los eruditos acepta el Sufismo como un fenómeno religioso orientado por el
Qur’an y el profeta Mahoma. Sin embargo comúnmente se encuentra la afirmación de
que las prácticas sufíes sobre el control de la respiración y la meditación derivan de
algún modo de los ejercicios yóguicos hindúes o budistas; para apoyar esta tesis se
ofrecen pocas pruebas. He pasado considerable tiempo investigando los textos sufíes
que hacen referencia al Yoga y es innegable que ciertos sufíes de la India sabían acerca
de las prácticas yóguicas. Sin embargo, analizándolos textualmente, es raro que se
extiendan en estas discusiones sobre el Yoga. Tan solo una obra sobre el Yoga tuvo una amplia circulación en el mundo musulmán, en traducción árabe,
persa, turca y urdu. Incluso en este ejemplo más obvio sobre el interés musulmán por la
práctica yóguica, parece claro sin embargo que el Yoga se integró en el espectro de la
práctica sufí existente, más que actuar como una “fuente” para toda la tradición Sufi.
El texto en cuestión es uno de los ejemplos más inusuales en los anales del estudio de la religión del encuentro entre culturas. El Amrtakunda o el “Estanque del Néctar” era el nombre de un texto sánscrito o hindi, cuyo original se perdió. Aparentemente fue traducido al árabe, según la introducción, en 1210 en Bengala, bajo el título de hawd ma’ al-hayat: “El Estanque del Agua de la Vida”
El texto en cuestión es uno de los ejemplos más inusuales en los anales del estudio de la religión del encuentro entre culturas. El Amrtakunda o el “Estanque del Néctar” era el nombre de un texto sánscrito o hindi, cuyo original se perdió. Aparentemente fue traducido al árabe, según la introducción, en 1210 en Bengala, bajo el título de hawd ma’ al-hayat: “El Estanque del Agua de la Vida”